En 1994 Gustavo Cerati, el idolatrado líder del grupo argentino Soda Stereo, era un santiaguino más. Tras casarse con la modelo chilena Cecilia Amenábar en junio del año anterior, el músico trasandino vivía en un departamento del Barrio El Golf, en el sector alto de nuestra capital. Allí ambos criaban a Benito, el primer hijo de la pareja nacido en Santiago en noviembre de 1993.
“Si en una de mis canciones representaba a Buenos Aires como “La ciudad de la Furia”, Santiago para mí representa una cosa muy diferente: la calma. Me resulta un lugar muy amable, sobre todo por la relación con la gente en la calle. Reconozco, eso sí, que este entorno familiar de hijo y pareja te da un bienestar especial…La primera vez que vine, el ’86, pensé que Santiago era el sector oriente. Había como mil personas afuera del hotel y solo pudimos salir, disfrazados, a algún paseo por Las Condes y Vitacura. Entonces creímos que la ciudad no era más que eso. Ahora conozco más y veo más matices. Poco a poco tengo una relación de pertenencia lo suficientemente importante como para sentirme cómodo. De hecho tiendo a comparar Santiago con otros sitios que conozco. Por momentos me parece Los Ángeles, México o el mismo Buenos Aires. Depende, esta es una ciudad muy contrastante”, declararía por entonces Gustavo Cerati, en una entrevista concedida al periodista Julio Osses y publicada en el extinto suplemento “Zona de Contacto” del diario El Mercurio.
Cerati, quien por esa época ya había lanzado “Amor amarillo”, su primer disco en solitario -cuyas canciones evidenciaban su plácido momento familiar-, se movía a sus anchas por la parte alta de la ciudad. Solía hacer diarias caminatas cerca de su departamento para comprar sus amados cigarrillos, acudía a disquerías o asistía a recitales, viajando cada vez que podía en el Metro o Ferrocarril Metropolitano de Santiago como cualquier ciudadano, demostrando que estaba lejos de ser un divo. Por ello, no era raro que por esa época entre los miles de pasajeros que diariamente solían tomar algunos de los atestados trenes de la línea 1, apareciera entre los pasajeros la ondera estampa del célebre vocalista de Soda Stereo.
El fotógrafo chileno Javier Godoy Fajardo, junto al mismo periodista Julio Osses, por entonces tuvieron la ocurrencia de pedirle a Gustavo Cerati que posara para una breve sesión de fotos en el Cerro Santa Lucía, uno de los lugares más hermosos y emblemáticos del centro de Santiago. Cerati accedió de buena gana y se juntó con el fotógrafo y el periodista un día de semana, en su departamento del barrio El Golf. Desde allí los tres se fueron caminando a la estación “Tobalaba” del Metro para tomar el ferrocarril metropolitano hasta la estación “Santa Lucía”, en un viaje que no iba a tomar más de 15 minutos. Cerati, por cierto, iba ataviado con una cómoda vestimenta para capear el calor santiaguino: camisa larga y estampada, unas bermudas y unas cómodas sandalias.
“Eran alrededor de las cinco de la tarde de un día de semana. Cerati se subió a uno de los vagones del Metro como si nada y nadie, o casi nadie, lo reconoció. En ese momento tuve la inspiración de tomarle unas fotos dentro del tren. Calculé que disponía de un máximo de quince minutos hasta llegar a Santa Lucía, no tenía margen para errores, así que saqué la cámara al tiro. Cerati posaba espontáneamente. Sin que Julio ni yo se lo sugiriéramos se sacaba el chicle de la boca, hacia gracias, ponía caras. Fue muy colaborador”, relataría el fotógrafo Javier Godoy a Flaco Stereo, un sitio web dedicado a Soda Stereo.
De las 11 fotos tomadas por Godoy en el interior del Metro de Santiago, sin duda la más icónica y artísticamente mejor lograda sería aquella que mostraba el rostro frontal de Cerati mirando con mucho aplomo y fijamente al objetivo de la cámara, a través de una de las puertas que separan los vagones del Metro, encuadrado por las cabezas y las espaldas de otros dos pasajeros vestido con terno y corbata, quienes seguramente no sospechaban que viajaban en el mismo tren junto a uno de los músicos más importantes de Latinoamérica a lo largo de tres décadas.
Cerati, tras bajarse con Godoy y con Osses del Metro, subirían de inmediato al Cerro Santa Lucía, donde harían la concertada sesión de fotos. Las imágenes que se tomaron en esa ocasión también fueron muy buenas, pero sin duda las imágenes más valiosas y espontáneas habían sido tomadas minutos antes, cuando los tres viajaban bajo tierra en el Metro, el medio de transporte más emblemático de Santiago.
En septiembre del 2018, casi 25 años después que Godoy tomara las icónicas imágenes del fallecido Gustavo Cerati viajando en el Metro, el Ferrocarril Metropolitano de Santiago rememoró el momento a través de una recreación de la misma fotografía, nada menos que con Benito Cerati, hijo de Gustavo, quien posó en uno de los vagones del tren junto a su propia banda de música.
En un comunicado que acompañaba las dos imágenes, Metro informaba que “en 1994 Gustavo Cerati viajó en un NS74 desde Tobalaba hasta Santa Lucía junto al fotógrafo Javier Godoy, quien en 11 imágenes registró un momento inolvidable. 24 años después repetimos la historia. Hoy Benito, hijo de Gustavo, viajó en el mismo tren junto a su banda Zero Kill.”
El fotógrafo Javier Godoy, por su parte, publicaría un pequeño libro de fotografías titulado simplemente “Gus”, con todas las imágenes que tomó en aquel recordado viaje en un vagón del Metro en ese lejano y caluroso día de 1994.